viernes, 18 de diciembre de 2009

Madrid

Perdido en la estación,
Cantos de sirena,
Cuna del desamor,
Abierta a la pasión,

Bellezas en cada rincón,
Chabolas en el Ritz,
Luces de neón,
Abril sin flores, mil,

Herido de terror, Madrid
donde dejé mi voz,
Quebrado verde tallo de miradas breves
doscientas velas vivas te susurran al oido.

No olvidará tu rostro, ni tus planes, ni tus sueños.
No olvidará la música de tus pasos y tus voces.
Amante de la vida, Madrid.
amante incomprendida, Madrid.

Donde el amor no llega a fin de mes,
y las floristas tienden a mentir,
Tu sonrisa brilla,
mi vida es tuya,

Perdido en la estación
cantos de sirena
cuna del desamor
abierta a la pasión.

ESTRIBILLO

Marzo 2004. MIGUEL MAYORGA

Un juego



Un delfin curioso buscaba libertad y voló,
Dejo su oceano grandioso lo cambió por algo más,
La tentación salió a su paso y le dijo:
Oye muchacho no hay nada imposible en este mundo,
Ven y coge lo que quieras.

La muchedumbre le miraba como a una cosa extraña,
Lejos de sentirse en paz necesitaba volver, volver a su hogar.
Mojados estan sus ojos confía con poder volver a brillar,
La libertad es un cerrojo que solo abré cuando laté le corazón.

Una niña entristecida buscaba ser féliz y se lanzó
a un oceano grandioso soñaba con nadar junto a un delfín,
el frió no estaba invitado pero nadie podía acerlo desaparecer,
se agarró a sus recuerdos pero estaban escritos en un papel.

La muchedumbre le miraba como a una cosa extraña,
Lejos de sentirse en paz necesitaba volver, volver a su hogar.
Mojados estan sus ojos confía con poder volver a brillar,
La libertad es un cerrojo que solo abré cuando laté le corazón.

El delfin caía en picado, una niña nadaba desesperada,
Justo cuando el entraba ella salía no chocaron de casualidad,
El dejo atrás recuerdos, ella el frió y un pendiente con forma de sol,
Él no quiso hablar de ello, ella solo tarareaba esta canción.

La muchedumbre les miraba como a dos cosas extrañas,
Lejos de sentirse en paz necesitaban volver, volver a su hogar.
Mojados estan sus ojos confíaban con poder volver a brillar,
La libertad es un cerrojo que solo abré cuando laté le corazón.

El niño que coló una pelota en el cielo.

EL NIÑO QUE COLO UNA PELOTA EN EL CIELO.

A >> Lagrimas de niño.

B >> Lagrimas de niño.

A >> No puedo jugar con mi pelota.

B >> No puedo jugar con mi pelota.

A >> La pelota se me ha colado en el cielo.

B >> Llueve y no me dejan salir

A >> Quiero una escalera para subir al cielo.
Quiero volar para llegar a esa nube

B >> Quiero que el sol salga y se coma la tormenta.
O que el viento despierte y se lleve las nubes.

A >> Lagrimas
Un niño esta llorando.

B >> Lagrimas.
No ver
no oir
no existir

A >> Se me ha colado mi pelota en el cielo.
Yo te ayudaré

B >> Llueve y no me dejan salir.
No ver
no oir
no existir.

A >> Una zapatilla,
La pelota no cae, la zapatilla tampoco.

B >> Mama yo no tengo miedo a la lluvia.
Quiero salir y jugar con mis amigos
Les echo de menos.

A >> Piedras.
La pelota no cae, las piedras tampoco.
Palos, la pelota no cae, los palos tampoco

B >> Mama, ¿y papa?
Papa marcho a por comida.
Yo también quiero salir

A >> Flechas,
la pelota no cae, las flechas tampoco

B >> Tengo hambre.
¿Y papa?

A >> ¿y esas nubes donde irán?

B >> Zapatillas,
piedras,
palos
flechas.
¿Mama por qué lloras? ¿Tú tampoco puedes jugar?
¿Por qué no vamos a un lugar donde no llueva?

A >> Zapatillas,
Piedras,
palos,
flechas
balas.

B >> Llueve muerte.

El FINAL

Todos los días, a las nueve menos cuarto de la mañana todos los hombres del bar de Jose se giraban para ver como se iba Rocio, como se despedía con una sonrisa y como les deseaba que pasasen un buen día.

Rocio salía y se montaba en su querida bicicleta, cuesta abajo rumbo a su biblioteca.

Nada más llegar Roció abría puertas y ventanas para que la brisa del aire y la caricia del sol llenase de vida todos los rincones, todos los libros. Roció rapidamente se ponía a trabajar, actualizar archivos, colocar los ultimos libros devueltos, revisar que los prestamos estuviesen en orden. Para así tener tiempo para hacer lo que a ella le gustaba: A Rocio la encantaba leer, Rocio podia pasarse horas enteras leyendo. Había leído y releído todos los libros de su alrededor. Pero a Rocio más que leer le gustaba ver leer. Si Rocio disfrutaba mirando como leía la gente, y como los personajes de los libros despertaban y recorrían su pequeña biblioteca.

De pronto llegó un extranjero que debajo de una baldosa plantó una semilla. Una planta brota hasta el cielo. Desde el horizonte se acerca un ejército de hombres rojos preparados para abrir fuego contra el enemigo, pero de repente una niña interrumpe la batalla y todos empiezan a buscar su perdida canica. De la planta bajan buscadores de oro con las manos vacias, y a través de la ventana el viento tararea la canción de una moza que lava en el rio mientras espera que vuelva su caballero andante. Las estanterias se transforman en molinos y los molinos la imaginación transforma en gigantes. La luz de un faro ilumina la batalla, mientras el farero pinta en una de las paredes al sol escondiéndose tras una playa.

Los personajes volvieron un momento a sus libros, la puerta de la biblioteca se había abierto. Entro un olor, y tras el olor una sonrisa y con la sonrisa un hombre. El corazón de Rocio dio un vuelco, porque el hombre se sentó en un rincón y simplemente se puso a mirar como leía la gente.

En el centro de la biblioteca aparece de repente una bruja, y un soldadito prepara su mochila para salir a buscar a su amada y un ratón intenta hacer reir a una princesa


Un día el hombre, confundiéndose entre aquellos personajes, se levantó y acarició uno de los libros. Rocio le miraba. El hombre coguió un libro con dos dedos miro alrededor comprobó que nadie le mirase y con un disimulo indiscriptible guardo aquel libro en uno de sus bolsillos. Coguió otro y en una decima de segundo lo había introducio en su pequeña mochila. Coguió otro, hizo como si lo leyera y zas lo guardó debajo de la manga.

Rocio nunca había visto un ladrón con tanto arte, nadie en la biblioteca se había percatado del delito. Bueno ella sí, pero no contaba porque ella no le había quitado ojo. Que maravilla, que naturalidad, que movimientos.

El hombre se fue y con el su sonrisa, su olor y los libros de Rocio.
Aquel hombre le había robado.

Pero Rocio descarto ese pensamiento, seguramente aquel hombre simplemente había cogido prestado sus libros para que sus personajes pudieran conocer el mar, la montaña, pudieran contar sus historias a otras gentes y así en no más de quince días, el tiempo máximo de prestamo, el hombre devolvería los libros a su lugar.

El quinceavo día, la puerta de la biblioteca se abrió, entro un olor, trás el olor una sonrisa y con la sonrisa un hombre. Uno a uno dejo los libros en la estantería y se marchó.

Rocio se acercó a ver si estaban todos. Debía de faltar uno porque en la estantería ahora sobraba un pequeño hueco. Rocio fue viendo los títulos para saber de cuál se trataba, pero Rocio se extraño al percatarse de que estaban todos. Mejor así.

Rocio no pudo esperar y cogió uno de los libros y empezo a leer. Rocio no podía levantar la vista del libro a medida que se acercaba el final Rocio estaba más entusiasmada. Pero no había final, lo habían robado. Aquel hombre había robado los finales de todos sus libros.

Ahora no cabía lugar a dudas, aquel hombre era un ladrón, un ladrón de finales. Era… maravilloso. Ahora que los libros no tenían final cada uno podía imaginar su propio final, aquel hombre no le había robado, sino todo lo contrario le había regalado millones de finales.

La puerta de la biblioteca se abrió, entro el olor, tras el olor una sonrisa y con la sonrisa un hombre. Por primera vez Rocio le hablo y le dijo….

Esperad esta es la historia de Rocio y lo último que quedría Rocio es que su historia tuviera un final.

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miércoles, 16 de diciembre de 2009

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Ensayos Córdoba


lunes, 14 de diciembre de 2009

doblon en directo

eduardo galeano cultura del terror

Derecho al delirio

Doblon

Doctor Grillo Estamos

Doctor Grillo – Estamos.mp3

Estamos tan subordinados, intoxicados,
estamos tan desorientados, tan alimentados.
Estamos mal acostumbrados, mal reconciliados,
mal interpretados, mal informados.

Que el mundo está loco eso lo sabe hasta un recién nacido,
pero existen mil modos de encontrar algún sentido.
Pero existen mil modos...

Estamos tan acordonados,petrificados,
estamos tan desencantados, tan estudiados.
Estamos mal presurizados,mal arrinconados,
mal estacionados,mal despertados.

Que el mundo está loco eso lo sabe hasta un recién nacido,
pero existen mil modos de encontrar algún sentido.
Pero existen mil modos...

Estamos tan despellejados, enajenados
tan enumerados, tan resigandos, tan perfumados.

Que el mundo está loco eso lo sabe hasta un recien nacido,
pero existen mil modos de encontrar algun sentido.
Pero existen mil modos...
No te sientas tan raro, yo también estoy perdido,
yo también estoy perdido...



Doctor Grillo - Estamos

No me importaría.