miércoles, 6 de enero de 2010

El tercer huevo

Un estanque,
Una frontera,
A un lado patos ricos,
Al otro, patos pobres.

Un estanque, una frontera,
A un lado armarios rebosantes de ropajes,
Con los que ir a la ópera, vestir los domingos,
Pasear por el parque o cenar con los vecinos…
Al otro lado patos desnudos, sin nada con que combatir el frio.

Un estanque, una frontera,
A un lado patos comiendo en los mejores restaurants,
Devorando en los self services, patos barrigones, montones de comida desperdiciada…
Al otro lado, patos partiendo y repartiendo un misero gusano.

Un estanque una frontera,
Prontos naceran nuevos patitos,
Dos pati-ricos, diez pati-pobres.
Felicidad a un lado,
Preocupación al otro,
Que regalarles,
Que hacer para alimentarles.
De lejos acuden patos con regalos para el nuevo patito.
Quien pudiera nacer al otro,

Un estanque, una frontera,
Por la noche,
Algo se atreve a pasar al otro lado,
Escondiéndose de miradas vigilantes,
Esquivando los focos,
Huyendo de los fusiles,
Una lagrima a cambio de un futuro,
Otra lagrima pues ya es pasado,

Por la mañana, al lado rico de la frontera un nuevo huevo ha aparecido en el nido de la señora pato,

La indignacione recorre el semi-estanque-rico
Y patos con regalos y gaudañas acuden
dispuestos a dar muerte al extranjero
y regalos a los gemelos.

Pero el gentió paró con una gran decepción,
ya que en los huevos nadie pudo encontrar,
diferencias para asi clasificar

No os preocupeis ya vereis,
Que los huevos al quebrar,
Nos mostrarán la verdad

Un huevo quebró, y un pequeño pico asomó,
La guadaña no bufó, ni los regalos nadie dió,
Porque no se pudo etiquetar por el pico al animal.

Después del pico salió una pata al exterior,
La guadaña aguardo,
los regalos nadie dió,
Porque como diferenciar por la pata al animal.

El huevo terminó de abrir,
El patito salio al fin,
Nadie se atrevió a llamar rico o pobre al animal,
La guadaña aguardo los regalos nadie dió.

Otro huevo se movió,
Y quebró en un din-don,
Un pico asomó, el cual nada decidió,
Una pata saludó, era de otro color,
El patito al fin salió
Creando gran confusión

No os preocupéis dijo el pato matepato,
en tono poético tirando a patético:

Estos patos son muy distintos, por lo cual no son hermanos.
Luego uno es hijo nuestro y el otro de los diablos.
Así que el pato que nazca será sin duda muy rico.
Y al que se le asemeje será del tercero hermano
y por tanto también muy rico.
Así que en cuanto nazcan los tres
sabrémos ya quien es quien.

Pero el tercer huevo no quiso delucidar,
Y cerrado el cascarón siguió la gran confusión.
Mientras tanto se prohibió a ningun pato querer.
Puesto que por error,
al patito impostor podrían darle su amor.

El huevo decidirá a que pato poder amar, y cuál poder degoñar,
mientras tanto esperar vuestro amor no malgastar.

Un estanque, una frontera,
Una madre condenada a no querer
Una madre que se muere por querer,

Sus dos hijos la sonrien sin saber
Quién es hijo, quien bastardo, quién es quién.

Nadie vigila, los patos sonrien,
La madre se resiste que más da,
Lo que diga la ley o la moral,

El huevo decidirá a que pato poder amar, y cuál poder degoñar,
mientras tanto esperar vuestro amor no malgastar.

El tió se acerca sin amar,
Los patitos sonrien,
Nadie vigila que más dá,
Por unas caricias nada pasará

El huevo decidirá a que pato poder amar, y cuál poder degoñar,
Mientrás tanto esperar vuestro amor no malgastar.

Los primos se acercan para ver,
Los patitos sonrién,
Les han prohibido querer,
Nadie vigila…

El tercer huevo muy pronto romperá.

En la noche algo cruza al otro lado,
Cientos de ojos tornan miradas complices,
los focos ciegos apuntan al cielo,
los fusiles apuntan al suelo,
la señora pato regresa sonriente a su nido.

En la mañana, sorpresa fingida
Un cuarto huevo ha parecido en el nido de mama pato.
A la par quebrarón los dos huevos,
Y salieron dos picos, dos patas y dos patitos,
Hermosos cada uno a su manera,
Risueños cada uno a su manera,
Idénticos cada uno a su gemelo.

Un estanque, una frontera,
unos patos condenados a crecer sin que nadie les quisiera.
Un estanque una frontera,
unos patos a los que nadie confeso amar,
pero a los que todo el mundo amó.